SEMANA 1

El primer día estaba realmente nerviosa debido a que no sabía con que me iba a encontrar, llegué con bastante adelanto junto con dos compañeras más de clase que hacían allí las prácticas puesto que consideramos que la puntualidad era importante. Pero llegamos tan pronto que ni la coordinadora ni los profesores estaban allí , tan solo la mujer de recepción que nos dijo amablemente que esperásemos a la coordinadora en el porche puesto que por la situación COVID no se podía esperar dentro. Cuando llegó la coordinador nos mostró todo el colegio, nos dios unas pautas generales, recogió nuestros datos, nos acompañó a la clase que nos había asignado ( cabe destacar que aunque tenía pensado de ante mano la clase que nos iba asignar nos ofreció la oportunidad de escoger la que quisiéramos).

Según entré por la puerta de mi clase, todos los niños se pusieron a gritar de alegría porque había llegado la profe de práctica, fue ahí cuando me calmé y todos mis miedos se disiparon. Desde el primer día me he sentido querida por mis alumnos, he sentido que soy un referente para estos y además estos tenían la concepción de que un profesor era alguien perfecto, esto a pesar de que es una sensación gratificante te hace concienciarte de que ocupas un lugar imprescindible en su formación y que cualquier decisión que tomes repercutirá en ellos y en su desarrollo, es decir, que tnedrás una gran influencia sobre estos.

El resto de la semana.

El resto de la semana me limité a observar y a ayudar a hacer ejercicios con el niño de necesidades especiales mientras los profesores daban sus clases y me explicaban los métodos que seguían y las dinámicas.

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